jueves, 26 de noviembre de 2015

Nautilus - 20.000 leguas bajo el mar.

El Nautilus es uno de los más famosos (si no el numero uno) submarinos que nos ha dado la ciencia ficción; ideado por mi escritor favorito, Julio Verne y aparece en sus novelas Veinte mil leguas de viaje submarino y La isla misteriosa.

Diseñado y comandado por el Capitán Nemo y acompañado por un puñado de fieles marineros con el fin de alejarse totalmente de todo contacto con la civilización de esa época la cual repudiaba.

El Nautilus se propulsaba veloz y ágilmente gracias a su motor eléctrico dotado con baterías amalgamadas de sodio-mercurio. Estaba constituido por dos cascos separados por compartimientos de lastre. La velocidad máxima era de 50 nudos y a diferencia de los submarinos normales, el Nautilus estaba capacitado para descender a profundidades superiores a los 11 km.

Por su forma ahusada, muy parecido a un  pez y los espolones de forma triangular en sus extremos el cual era su arma, atacaba a los barcos (casi siempre de esclavistas y uno que otro militar) y es que por mucho tiempo fue confundido con un monstruo marino.

Algunas características del navío descritas por el capitán Nemo al profesor Annorax eran las siguientes:

Doble casco y unas dimensiones de  70 metros de largo por 8 metros de ancho, un espolón triangular de 2 metros de lado, la hélice de 6 metros de diámetro y 7,5 metros de paso, una torreta de mando y reflector capaz de alumbrar 1 km a la redonda, capaz de descender a profundidades mayores de 11 km y poseía un pequeño bote capaz de albergar 12 personas.

En cuanto la construcción, debo decir que era un proyecto que hace mucho tiempo había querido hacer pero que había rehuido por la complejidad de su forma a la hora de construirlo en cartón. Y es que aparte de su forma alargada es octogonal y eso me causo varios dolores de cabeza, la solución: prueba y error, pegue y despegue varias veces las partes del casco hasta que tomo la forma deseada.

Otras de las partes en las que “combatí” mucho fueron los espolones de  la proa del submarino, primero el tamaño, no quería dejarlas muy gruesas ni muy delgadas ya que eso demerita el diseño por que pierde fidelidad, cuando lo solucione, el segundo problema fue los detalles de cada espolón, muy pequeños para hacerlos uno por uno, así que con varias plantillas que le tome al modelo y varias fotografías, diseñe la pieza en el programa gráfico con el cual trabajo, luego imprimí las platillas y problema resuelto.

Lo siguiente fueron los varios detalles de costumbre, paneles por aquí y por allá, con alfileres le hice varias manijas y escaleras que se ven a lo largo del modelo.  Para la pintura utilice un color bronce metálico mezclado con un poco de negro para oscurecerlo y le di unos trazos de dorado puro con pincel seco para mostrar el obvio desgaste del submarino.

Usualmente para hacer el efecto de las láminas de metal de construcción, las hago pegando sobre toda la superficie cuadros de papel periódico superpuestos, pero en esta ocasión lo que hice fue pintarle miles de puntos a lo largo del modelo con la punta de un alfiler para emular los remaches de la construcción, un proceso largo y hasta aburrido pero que al final dio excelentes resultados.

En esta ocasión dejo una foto del modelo sobre su base y con un fondo neutral, ya que la mayoría de los montajes que hice; como se trata de  trata de escenas submarinas son muy oscuras y no pueden ver los detalles.