El Nautilus es uno de los
más famosos (si no el numero uno) submarinos que nos ha dado la ciencia ficción; ideado por mi escritor favorito, Julio Verne y aparece en sus novelas Veinte mil
leguas de viaje submarino y La isla misteriosa.
Diseñado y comandado por el
Capitán Nemo y acompañado por un puñado de fieles marineros con el fin de alejarse totalmente de todo
contacto con la civilización de esa época la cual repudiaba.
El Nautilus se propulsaba
veloz y ágilmente gracias a su motor eléctrico dotado con baterías amalgamadas de sodio-mercurio. Estaba constituido por dos cascos separados por
compartimientos de lastre. La velocidad máxima era de 50 nudos y a diferencia de
los submarinos normales, el Nautilus estaba capacitado para descender a
profundidades superiores a los 11 km.
Por su forma ahusada, muy
parecido a un pez y los espolones de
forma triangular en sus extremos el cual era su arma, atacaba a los barcos (casi
siempre de esclavistas y uno que otro militar) y es que por mucho tiempo fue confundido con un monstruo
marino.
Algunas características del navío
descritas por el capitán Nemo al profesor Annorax eran las siguientes:
Doble casco y unas dimensiones de 70 metros de largo por 8 metros de ancho, un espolón triangular de 2 metros de lado, la hélice de 6 metros de diámetro y 7,5 metros de paso, una torreta de mando y reflector capaz de alumbrar 1 km a la redonda, capaz de descender a profundidades mayores de 11 km y poseía un pequeño bote capaz de albergar 12 personas.
Doble casco y unas dimensiones de 70 metros de largo por 8 metros de ancho, un espolón triangular de 2 metros de lado, la hélice de 6 metros de diámetro y 7,5 metros de paso, una torreta de mando y reflector capaz de alumbrar 1 km a la redonda, capaz de descender a profundidades mayores de 11 km y poseía un pequeño bote capaz de albergar 12 personas.
En cuanto la construcción,
debo decir que era un proyecto que hace mucho tiempo había querido hacer pero
que había rehuido por la complejidad de su forma a la hora de construirlo en
cartón. Y es que aparte de su forma alargada es octogonal y eso me causo varios
dolores de cabeza, la solución: prueba y error, pegue y despegue varias veces
las partes del casco hasta que tomo la forma deseada.
Otras de las partes en las
que “combatí” mucho fueron los espolones de
la proa del submarino, primero el tamaño, no quería dejarlas muy gruesas
ni muy delgadas ya que eso demerita el diseño por que pierde fidelidad,
cuando lo solucione, el segundo problema fue los detalles de cada espolón, muy
pequeños para hacerlos uno por uno, así que con varias plantillas que le tome
al modelo y varias fotografías, diseñe la pieza en el programa gráfico con el
cual trabajo, luego imprimí las platillas y problema resuelto.
Lo siguiente fueron los
varios detalles de costumbre, paneles por aquí y por allá, con alfileres le
hice varias manijas y escaleras que se ven a lo largo del modelo. Para la pintura utilice un color bronce metálico
mezclado con un poco de negro para oscurecerlo y le di unos trazos de dorado
puro con pincel seco para mostrar el obvio desgaste del submarino.
Usualmente para hacer el efecto
de las láminas de metal de construcción, las hago pegando sobre toda la
superficie cuadros de papel periódico superpuestos, pero en esta ocasión lo que
hice fue pintarle miles de puntos a lo largo del modelo con la punta de un
alfiler para emular los remaches de la construcción, un proceso largo y hasta
aburrido pero que al final dio excelentes resultados.
En esta ocasión dejo una foto
del modelo sobre su base y con un fondo neutral, ya que la mayoría de los
montajes que hice; como se trata de trata de escenas submarinas son muy oscuras y
no pueden ver los detalles.
1 comentario:
Hernando, en las fotos que publicaste el Nautilus se ve muy bien, espero poder apreciarlo en persona en algún momento
Publicar un comentario